
Mecánica de fluidos
(2023)
Una colección de ficción corta para profundizar en el universo de las novelas.

Este libro tiene dientes.
Un almacén industrial donde se suceden fenómenos paranormales. Dos jóvenes abandonados en la frontera con Francia. Una mujer encerrada en el ascensor con el asesino de su hija. Una criatura nacida de la menstruación. Platillos volantes que se estrellan en Cantabria. Un barco pirata encallado en una isla con dinosaurios. La amiga judía de Hitler cambiando la historia. Un hotel embrujado. Ladrones de tumbas egipcias que liberan una maldición. El alma como descubrimiento científico.
Estas son algunas de las premisas con las que Héctor Peña Manterola ha elaborado la presente antología de relatos, cuentos, y una novela corta que titula el conjunto.
Combinando bajo un aura de suspense géneros como el terror, la fantasía, la ciencia ficción o el drama, Mecánica de fluidos permite al lector adentrarse en historias tan diversas como lo es la propia literatura… siempre que se atreva.
La colección incluye los siguientes trabajos:
Mecánica de fluidos (Cabárceno)
Yugul (Diario de un pirata espacial)
Hemos perdido el autobús (Cabárceno)
Los Caballucos del Diablu
Lactancia
Claustrofobia
El Capricho
Hombre Alto (MIMO)
Habitación nº13 (MIMO)
Egipto, 1867 (Mo-Ho)
Sangre de mi sangre
Maître
Gudari
Canguro
Parálisis del sueño (Mo-Ho)
La caza del faisán
Niño Pollo
El dragón vuela bajo (Ciudad Terrible)
Muñecas
Donde quizá nunca
SINE ANIMA
La hija del Führer
El silencio de los cuervos
Nota de Héctor:
Mecánica de fluidos es una anomalía en el mercado literario español: una colección de relatos del fantástico (terror, principalmente) que alcanza varias ediciones publicándose en el peor momento posible: la semana siguiente a una novela principal (que se convirtió en la más querida de los lectores) y de la mano de una editorial neonata sin distribuidora. Así es la vida.
La narración más extensa es la que titula el conjunto. Por lo demás, incluye algunos textos que han enamorado a los lectores (como Hemos perdido el autobús), cuyo audiolibro os dejo más abajo, o Yugul), otros ganadores de certámenes (Donde quizá nunca, El silencio de los cuervos) y algunos de los primeros que escribí pero que merecía la pena rescatar del olvido (Niño Pollo, Sangre de mi sangre). Algunos los escribí durante tormentosas tardes otoñales en Cantabria, antes de ir al centro comercial. Otros, como folletines en una empresa en la que trabajaba, que comentábamos a la hora de comer. Es bonito comparar el tono de un relato con las circunstancias de su concepción, ¿no os parece?



