Publicar con una editorial
Hace tiempo publiqué un par de entradas sobre la literatura autopublicada y sobre las novelas inconclusas. Ambos tuvieron buena acogida, y me alegro mogollón. Hoy vengo a hablar del extremo opuesto: publicar con una editorial. Como siempre, desde mi voluble experiencia.
Concretamente quiero hablar de mi colaboración con Editorial Titanium —vivan los hipervínculos, amigo—, a quienes conocí en diciembre de 2021 tras el envío de un manuscrito. No hablaremos de esa obra, ya que tras conversar con el editor y debido a lo prolífica de mi escritura, la elegida será otra. La novela que publicaré con ellos verá la luz la semana que viene. No diré ni una palabra sobre el título: quiero centrarme en el proceso, que creo que puede ser lo más útil para los escritores primerizos.
Como todos los negocios —recordemos que escribir es un arte, pero publicar es un negocio—, las editoriales atraviesan por diferentes etapas evolutivas. El modelo de negocio —triple— evoluciona en base al mercado. Las grandes editoriales (en España, los grupos Planeta y Penguin) tienen muchísimos recursos adicionales que para el autor se traducen en prestigio, marketing y distribución. A nadie le es ajeno el truculento recorrido editorial-distribuidora-librería, y la preferencia que se da a los títulos de ciertas editoriales sobre los de otras. Es un aspecto meramente económico que poco tiene que ver con lo artístico, ni con la calidad del escritor. En el caso concreto de Titanium, me consta que su negocio evolucionó desde unos orígenes basados en la dispensación de servicios editoriales —coedición—, pasó a un modelo de publicación tradicional donde la corrección corría de manos del escritor y, finalmente, se ha establecido como una editorial tradicional con todas las de la ley.
No hablaré del pasado, pues el molino no se mueve. Supongo que tuve suerte de llegar en buen momento y mi experiencia ha sido excelente. Decir, de paso, que he recibido bastantes contratos por parte de otras editoriales que por un motivo u otro se estancaron; muchas de coedición directa o encubierta. Lo cual no es del todo malo para iniciarse en el coliseo literaria y luchar en la arena de las librerías y eventos, cosa que Amazon veta. Ni para los leones, parece ser. Titanium es el sello fantástico del grupo Fanes, que engloba a la editorial homónima, a la propia Titanium, a Cáprica y a Valhalla. Vamos, que no es tan pequeña. Pero es una editorial independiente, primer término a anotar.
Estas editoriales son ajenas a los grandes grupos, lo cual se traduce en ventajas e inconvenientes —la vida misma—. Por un lado, son estas editoriales las que descubren a autores que carecen de grandes contactos —por motivos periodísticos, sociales, familia, conocidos...—. Tirando de ese mismo hilo, con las que apuestan por obras menos comerciales que, con cierta frecuencia, cimientan la cultura. Por otro lado, carecen de los recursos económicos de los grandes grupos. En el caso de Titanium, la editorial carece de e-books de primeras, ya que ver el desembolso económico de un título boicoteado por el pirateo... Son negocios pequeños. Nos entendemos. Puede haber polémica pensando en el autor o en posibles lectores, pero se compensa con lo que aporta la editorial a los autores.
Por mi parte, uno de los puntos fuertes es Adriano, mi editor. Además de aprender de una persona tan culta y de sus recomendaciones, ha realizado dos correcciones de estilo y ortografía a la novela: la propia de la novela, y una segunda de último momento sobre la galerada, con lo que ello implica. Otro es la calidad de los libros: papel de buen gramaje, calidad de portadas, solapas. Dentro de los libros de tapa blanda de mi biblioteca (y os puedo asegurar que tengo muchos), son de lo mejorcito. Otros temas como el marketing o las presentaciones cierto es que corren más a cargo del escritor, pero es cierto que por detrás la editorial trabaja para acceder a muchos lugares que sin su apoyo es imposible. Recordemos que es un pequeño equipo con muchísimos autores, labores administrativas...
El proceso de trabajo con una editorial tradicional es el siguiente:
1) Envío del manuscrito, angustiosa espera. Esto suele llevar varios meses. Las editoriales no siempre te envían una negativa si desestiman tu obra. En mi caso, mantuve correspondencia con ellos desde las semanas posteriores a enviar el primer manuscrito. Por supuesto, lectura, evaluación, relectura, reevaluación... el proceso se alargó casi 4 meses (lo standard en la edición tradicional es entre 3 y 6; desconfiad si una editorial os responde en semanas con un sí rotundo por vuestra calidad literaria: tal vez la tengáis, pero con la cantidad de trabajo que tienen es difícil de creer que se lean vuestra novela en tan poco tiempo. ¿No creéis?).
2) Envío del borrador final del autor, tras volver a revisarlo, para su corrección.
3) Discutir y aplicar las correcciones de estilo/ortografía del editor.
4) Diseño de la portada que se ajuste a vuestra novela y encaje con la línea editorial. Aquí he de decir que tuvieron en consideración mis palabras, me sorprendieron a favor con el diseño final, y aplicaron mi logo de escritor (ese que ves en la comunidad de lectores) a la solapa, cuando no tendrían por qué.
5) Galeradas: el documento que va a ir a imprenta. En este punto se realiza una nueva lectura y corrección. El editor también lo hizo, aplicando cambios (no estructurales, menores, pero que suben un par de puntitos la calidad del escritor). Revisión de que el maquetador lo ha aplicado bien, hasta tener el resultado deseado.
6) Imprenta, marketing... Poco que añadir. El libro está ahí, al alcance de la mano. El ciclo productivo ha terminado y comienza la labor comercial. La editorial hace su parte (presentaciones donde tengan acceso, notas de prensa, apoyo al escritor ante instituciones, presencia en ferias) y el escritor la que le corresponde (e-marketing, desplazamiento a eventos, organizar presentaciones...). Los autores autopublicados también se encargan de ello, sin aval en muchas ocasiones. Si la editorial es pequeña, recae mayor trabajo sobre el autor, pero ya sabéis el dicho: quien no llora, no mama.
Me gusta hablar con optimismo pero con franqueza. Mi experiencia, como veis, ha sido muy positiva. Cada persona puede dar su testimonio, adulterado por las circunstancias concretas del momento en que publicó. Lo que sí que queda claro es que esas son las etapas de la edición de un libro, y la forma de trabajarlas. No es un hobby. Otro día hablaré, supongo que dentro de mucho, de todas las etapas previas al punto número 1 de la lista: estas se desarrollan en torno a la experiencia del autor, y no siempre son las mismas. Quizá lo haga con la siguiente obra, ya que debido a la profundidad psicológica necesitó mayor trabajo pre-editorial. Supongo que para entonces, ni yo ni ustedes seamos los mismos.
Un abrazo.
Gracias, Héctor por publicar tu experiencia y ayudarnos a nos que estamos empezando en esto. Muchísimo éxito.
ResponderEliminarBuenas tardes.
EliminarNada, para eso estamos. Me alegro de que sea de ayuda. Un abrazo fuerte.