IT (ESO)
He leído muchos libros este verano. Libros de ficción y libros de no ficción. Novelas policiacas, de capa y espada, de fantasía, de ciencia ficción...
Y de terror, por supuesto.
Dado que la mayoría de novelas de autores independientes las comento en otras plataformas culturales, y muchos clásicos prefiero guardármelos para mí, me gustaría escribir sobre la más larga de estas lecturas (y mi novela favorita de la estación).
ESO.
(A estas alturas y con el lanzamiento tan próximo, compartiré una breve exclusiva, lectores. La novela que publicaré en otoño es una novela de terror ubicada en Cantabria).
Recuerdo que cuando se estrenó IT: Capítulo Uno, me quedé con los músculos de la cara entumecidos después de que me asaltasen en la taquilla del cine. Por suerte, una vez se apagó la luz, cada céntimo invertido cobró un sentido sobrenatural.
Afronté el verano habiendo visto las dos películas nuevas y las antiguas (llamémoslas películas por resumir). 'IT' me parecía ya una historia sublime, pero pese ser un Lector Constante, no me había atrevido con la novela. Anticiparé que no sé si me ha gustado más o menos que 'El resplandor', la cual se merece una entrada propia; su película, aunque sea un clásico de culto, no me dice nada, pero la novela, especialmente por las divergencias del final, me parece impresionante.
Dicho esto, decidí darla una oportunidad a la par que devoraba otras lecturas más breves. Tengo dos ejemplares en casa, el de la edición dorada y una copia de bolsillo en inglés. Hice lo esperable y adquirí un ebook para poder leer mientras viajaba.
Y qué decir.
'IT' en ningún momento transmite la auténtica oscuridad que suele atribuirse a las novelas de puro terror, a las obras infernales de la literatura. Es cierto, no me fusiléis, que ocurren cosas terribles y otras bastante desagradables; que las descripciones en ocasiones son demasiado ilustrativas; que los grises delimitan demasiado a los blancos y dejan mucho espacio para que anide el mal. Pero, acaso, ¿el mundo no es un lugar gris?
King nos dibuja unos personajes que, ante todo, son profundamente humanos. Lo son de niños y lo son de adultos. Lo son los demás ciudadanos de Derry, los padres, los infinitos secundarios que existen solo para dar sentido a la historia del pueblo e incluir muertes desagradables. 'IT' es una novela de fantasía con ciertos elementos de ciencia ficción, donde el reflejo de ciertos temas tabú (por ejemplo el sexo entre menores, y no me refiero solo a 'la escena'). Es una historia sobre la propia naturaleza humana y la vida donde el autor nos refleja el eco que pueden tener los traumas de la infancia sobre la vida adulta. Y es una historia que versa sobre la amistad verdadera.
Es cierto que hay un ser oscuro y terrible visitando a los ciudadanos de Derry para alimentarse de ellos, pero no es ni más ni menos malo que un dragón furioso en una epopeya fantástica o que una especie de cazadores alienígenas en una novela futurista. 'Eso' hace lo que está en su naturaleza: alimentarse. Y no lo hace de una forma más terrible que un león que caza a sus presas en la sabana africana. Se vale de sus propias armas y de sus propios medios, que son los miedos, algo tan variado e íntimo como seres pensantes hay sobre el planeta.
King nos plantea una vez más la eterna batalla entre el Bien y el Mal en un lugar remoto, como ya hizo en Salem´s Lot (y en gran parte de su obra). 'Eso' es un villano muy interesante, ya que su capacidad para metamorfosearse en cualquier temor permite al lector maravillarse en cada escena al descubrir diferentes herramientas de caza y enfrentamientos; y eso es necesario para no abandonar un libro de más de 1500 páginas que transcurre en una localización monótona. Mediante las descripciones profundas, el autor convierte cada visita a un mismo lugar en un viaje variado. La acción es constante, ya que Los Perdedores, nuestros protagonistas, se verán asaltados constantemente por amenazas tanto mundanas como sobrenaturales.
Pero 'IT' no es una obra para todos los lectores.
Hay personas que, cuando leen, prefieren no enfrentarse a ciertas cosas. Estas pueden ser escenas incómodas, muertes violentas descritas de forma minuciosa, realidades poco morales... Saben que existen, que en el mundo real te puede pasar. Tu hermano pequeño puede ser víctima de un asesino en serie y eso es algo con lo que tienes que convivir toda tu vida, te guste o no. Ese peso sumerge tu alma en aguas residuales y amenaza con ahogarte hasta que, o lo consigue, o tú consigues aprender a convivir con ello. Pero ciertos lectores, al abrir un libro, prefieren volar y omitir ese lado tan oscuro de la existencia: si tiene que pasar, que pase; si puedo evitar que forme parte de mi vida, mejor.
Algo similar ocurre con la novela negra. Los ambientes lúgubres, el uso de ciertas sustancias y la decadencia generalizada no están hechas para todos los públicos. Ciertos lectores preferirán las novelas policiacas o de misterio más clásicas y limpias, permitiéndose concentrarse en el misterio en sí y no en la ruina que lo rodea.
Pero si algo nos enseña King a lo largo del conjunto de su obra es que siempre existe la esperanza. Las páginas de sus novelas (y novellas, y relatos, y cuentos...) vomitan todo tipo de males, pero al final, como en el mito de Pandora, queda un atisbo de luz que permita hacerlos frente.
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