Magdalena - Capítulo XXIV - Urgencia nocturna
¡Buenas noches!
Bienvenidos a un nuevo capítulo de Magdalena. Al igual que el año, va llegando a su fin.
Como podéis ver, hemos añadido el QR de la página principal y el logo a la foto de inicio. Mucho mejor así, sin lugar a dudas. A pesar de lo arcaica que para algunos sea la literatura, hay que adaptarse a los nuevos tiempos.
Antes de la lectura, como siempre os dejo el índice de capítulos con su enlace directo:
LISTADO DE CAPITULOS
Prólogo y Capítulo I - Reencuentro
Capítulo IV - La prisión del tiempo
Capítulo VII - Al llegar el alba
Capítulos IX y X - Un café con Ángela & Joshua Güendell
Capítulo XII - Magna Quidem Illustrans
Capítulo XIII - Visita a medianoche
Capítulo XIV - El hombre de sus sueños
Capítulo XV - Alcohol y cocaína
Capítulo XVI - El Movimiento Panonírico
Capítulo XVII - Sangre y vómito
Capítulo XVIII - Caballo de Troya
Capítulo XIX - Marineros de agua dulce
Capítulos XXI y XXII - La ciudad sin ley & Una teoría del todo
Capítulo XXIII - Visita a medianoche
Capítulo XXIV – Urgencia nocturna
La señorita Hollyfrey
caminaba nerviosa. Habían pasado varias horas y no tenía noticias de Sreader ni
de ninguno de los suyos, y mucho menos de aquel chaval que había enviado en su
búsqueda. En Nirit, el señor Longshallow y su señora no podían dormir. Habían
visto a la mujer llegar junto a la chica ensangrentada y habían corrido a
ayudar.
- ¡Llamad al doctor! -
gritó Mila.
No había mucho tiempo
para preguntar por Taylor, pero tras ver que la señora únicamente había vuelto
con una joven, dos caminos se abrían ante la imaginación de su madre: o su hijo
estaba en el frente, luchando por el destino de la humanidad; o había muerto.
Los nervios le impedían tanto abrir como cerrar los ojos, pero fuera cual fuera
la respuesta, no iba a cambiar nada; y una rápida actuación aún podía salvar a
aquella chica.
Un hombre alto y bien
vestido, con un polo de rallas grises y magenta se acercó corriendo a la casa
de la señora Hollyfrey. Ángela se había desmallado y el improvisado vendaje la
había salvado la vida.
- ¿Qué ha ocurrido
aquí? - preguntó alarmado.
Derek tampoco había
pegado ojo con lo que estaba pasando, pero aquel sobresalto azuzó a su frágil
corazón.
- Ha perdido mucha
sangre. Una de esas cosas la ha desgarrado parte del antebrazo - mintió la
señora Hollyfrey.
Tumbada sobre una mesa
de madera a la cual habían liberado de cubiertos y cerámica rápidamente, la
joven se agitaba en sueños. Derek puso un cojín bajo su cabeza y se marchó para
regresar con parte de su arsenal médico.
- Voy a proceder a una
retirada parcial del vendaje. Será necesario que una vez le diga presione la
herida para evitar que pierda mucha más sangre. Tengo que ver cómo lo tiene -
dijo con firmeza el médico.
Mila Hollyfrey
asintió. Había sido instruida para realizar primeros auxilios, pero no para
ayudar a un doctor. Ahora la situación lo requería, así que no podía flaquear.
"Seguro que parir fue más duro", pensó. Derek retiró parcialmente la
venda y se horrorizó.
- ¡Presiona! - exclamó.
Poco después, volvió a
colocar el vendaje.
- ¿Por qué haces eso?
- preguntó la líder.
- Porque si no,
morirá. Las garras de esa bestia deben de estar diseñadas para no fallar, ya
que ha desgarrado todos sus tejidos internos. No tenemos manera de detener la
hemorragia - dijo apesadumbrado.
- Pero tampoco podemos
quedarnos así de brazos cruzados, o morirá igualmente - replicó ella muy
nerviosa.
- Solo hay una opción,
pero la zona no es óptima. Siquiera está correctamente higienizada.
No le hizo falta decir
nada más para que ella le entendiera.
- Haz lo que sea
necesario - fue lo único que dijo.
- Voy a necesitar que
sujetes bien mientras lo hago. Mentalízate. Mientras tanto, voy a preparar
alguna manera de cercenar la herida.
Le temblaban las
manos. Durante sus años como cirujano había aprendido a controlar los nervios
durante todas las situaciones de vida o muerte en que le tocó actuar, pero
ahora era muy diferente. Estaba muy desentrenado y no disponía de todas las
herramientas necesarias. Desde que se había unido al Movimiento Panonírico,
apenas había ejercido como el médico de Nirit. Reunió valor y se dispuso a
hacerlo.
Fuera de la casa
aguardaba el señor Longshallow, que miraba distante a la aún encendida Torre
Lemon. Su mujer había vuelto al interior en un falso intento de dejar de pensar
en su hijo. Pasados muchos minutos, finalmente salió Mila Hollyfrey cubierta de
sangre.
- ¿Qué ha pasado? -
preguntó el hombre de forma acelerada nada más verla.
- Que está viva, pero
a duras penas. Nosotros hemos hecho lo posible, ahora le toca a ella luchar por
su vida - respondió la señora.
Garret lo entendió
todo. No quería indagar demasiado en ello, y era consciente de que Mila no se
encontraba para interrogatorios.
- Ella no era
Magdalena, ¿no? - volvió a preguntar.
- No. Magdalena ha ido
junto a Maelstrom a buscar una cura para su condición. Espero que ese hematólogo
amigo tuyo sepa lo que hace.
- Es el mejor en lo
suyo. Si él no es capaz de salvarla, nadie lo es - respondió Longshallow
confiado.
- ¿Y no vas a
preguntarme por tu hijo? - planteó ella leyéndole la mente.
Garret miró al suelo
antes de mirarla a los ojos. La noche aún reinaba a su alrededor y el aleteo de
los murciélagos ambientaba el coro nocturno.
- A eso he venido -
dijo finalmente.
- Cuando lo vi, estaba
bien.
- ¿Y ya está? ¿Nada
más? ¿Por qué no lo has traigo contigo? - gritó el hombre.
- Sabes que no podría
hacer eso, Garret. Taylor es un guerrero, uno de verdad. Desde que te fuiste ha
estado luchando día a día por sobrevivir, y eso es lo que está haciendo ahora
mismo.
- ¿Ahora mismo? -
preguntó él aproximándose a ella. - ¿Dónde ha ido?
- Junto al resto, a
plantar cara a Apguul.
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