Magdalena - Capítulo XX - Apguul
Buenas noches queridos lectores.
Hace poco he anunciado el nacimiento de un monstruo, y de monstruos va la cosa ya que nos adentramos en octubre, el mes del terror (aunque para algunos sea más terrorífico el arco que une a diciembre y enero con tantos gastos). En los próximos días conoceréis un nuevo proyecto en el cual participo y a su terrorífico protagonista, pero hoy vengo a presentaros a una criatura más.
Nos adentramos en el capítulo número veinte de Magdalena, y creo que el título lo dice todo. Sigan leyendo para conocer a Apguul.
Para los rezagados (y para no variar), el índice completo hasta la fecha:
LISTADO DE CAPITULOS
Prólogo y Capítulo I - Reencuentro
Capítulo IV - La prisión del tiempo
Capítulo VII - Al llegar el alba
Capítulos IX y X - Un café con Ángela & Joshua Güendell
Capítulo XII - Magna Quidem Illustrans
Capítulo XIII - Visita a medianoche
Capítulo XIV - El hombre de sus sueños
Capítulo XV - Alcohol y cocaína
Capítulo XVI - El Movimiento Panonírico
Capítulo XVII - Sangre y vómito
Capítulo XVIII - Caballo de Troya
Capítulo XIX - Marineros de agua dulce
Capítulo XX – Apguul
La
puerta se abrió, empujada por el primer rayo de sol de la mañana cuya fuerza
parecía capaz de derribar montañas. Los gallos cantaban y la madera crujía,
mientras en el campamento base del Movimiento Panonírico, también llamado
Nirit, los hombres y mujeres se levantaban dispuestos a trabajar un día más.
Ella
había pasado mala noche, de igual manera que el día que la precedió que tampoco
fue bueno. La tensión que parecía haberse afianzado en sus venas se había
convertido en su única compañía, y, sin embargo, allí estaba él, tras casi una
década. La señora Gyngercloth se lo quedó mirando sin articular palabra, como
si estuviera viendo a un fantasma.
-
¿Alyn? ¿Eres tú? – dijo él.
Por el
camino, le habían avisado de que su mujer lo esperaba en Nirit, pero no sabía
cómo lo recibiría. Ella se levantó lentamente y se acercó a él, y cuando lo
tuvo a menos de un metro de distancia, en vez de abrazarlo, lo cruzó la cara de
un tortazo.
- Eso
por abandonarnos – afirmó con voz seca.
Garret
se llevó la mano al golpe. Tenía la mejilla caliente. Acto seguido, volvió a
mirar a su esposa, que lo abrazó con fuerza y susurró en su oído.
- Y
esto por volver.
Él la
correspondió durante un instante que se vivió eterno. Los dos estaban más
mayores, más cascados por la maldición de los años, especialmente él, que
sufría en su propia piel las secuelas del cautiverio.
- ¿Qué
te han hecho? – preguntó ella mirándolo a los ojos.
- No
quieras saberlo, amor mío. Lo único que importa es que estoy aquí, contigo. Ya
sólo nos falta nuestro pequeño, que me han informado de que estaba en Manrilem
haciendo la guerra por su cuenta.
- Así
es – respondió ella bajando la mirada. – Ni tú ni los demás habéis estado
atentos a las noticias, por lo que veo. Tenemos que ponernos al día.
- Sí –
respondió él mientras sacaba de un pequeño bolso los dos libros. – Aquí está la
clave para detener a esos criminales, debemos de reunirnos con la señora Hollyfrey.
Alyn
asintió. Tras tantas oraciones que no habían sido escuchadas, finalmente tenía
a su marido ante ella, pero las circunstancias que los rodeaban eran las menos
idílicas que había podido soñar. Los dos avanzaron hacia la casa de la líder,
donde aguardaba el resto de la comitiva y Amanda.
-
Señor Longshallow, es un placer volver a verle – dijo ella.
- El
placer es mío, Mila Hollyfrey. Esta vez pensé que no lo contaría.
- Ya
sabes que contamos con buenos hombres. El coronel Sreader me estaba informando
de la misión, al parecer no habéis tenido muchas complicaciones. Dos de los
chicos están en paradero desconocido, pero no tenemos indicios de que estén
muertos.
La
señora Gyngercloth realizó un recuento con la mirada para localizar a los
extraviados. Eran Joshua y Maykel.
-
Pasemos a dentro – dijo el varón. – Hay algo que quiero compartir con vosotros.
El
grupo se adentró nuevamente en el edificio, dirigiéndose a la improvisada sala
de reuniones. Tal vez no era la más sofisticada, pero serviría. Sin mediar
palabra, sacó los dos libros y los puso sobre la mesa.
-
“Historia Antigua de Badgdylon” y “Credo de los Antiguos Caminantes” – murmuró
Maelstrom.
- ¿Te
suenan? – le preguntó su antiguo amigo.
- Ya
conoces la respuesta a esa pregunta – obtuvo por respuesta.
- El
Culto me ha tenido encerrado intentando comprender el verdadero significado de
estos escritos. Dediqué mi vida a la verdad, y ya había tenido acceso a ellos
en el pasado. lo que pudieron ofrecerme en primer momento no fueron más que
extractos, pero hace unos días consiguieron los ejemplares completos. Durante
mi reclusión, comencé a atar cabos, y… uff, son muchas cosas – dijo el
historiador.
-
Quizá deberías descansar – le dijo Sreader mientras lo miraba fijamente.
- No,
estoy bien. Traedme un vaso de agua, por favor – pidió él.
-
Además, no tenemos tiempo que perder. El Culto ha orquestado una serie de
pronunciamientos militares en diversas ciudades de este estado y de otros,
mientras sus acólitos se han lanzado a la ofensiva. Bruma, bestias, ataques
terroristas…
Los
recién llegados se quedaron atónitos ante las palabras de la señora Hollyfrey.
-
Entonces ya ha comenzado – respondió Longshallow.
- ¿El
qué ha comenzado? – preguntó Giandro, impaciente.
- La
última etapa de un plan que lleva generaciones, latente bajo la epidermis de la
sociedad.
- La
Vía de la Iluminación – dijo Benjamín.
- Así
la llaman, sí. Estos libros hablan sobre su credo y sobre historias acaecidas
en un pasado distante, demasiado distante como para estar bien documentado.
Muchas de ellas, con el paso de los siglos, se convirtieron en leyendas, y las
más afortunadas, sobrevivieron dando forma a las principales religiones del
mundo, pero su raíz es la misma. Estos canallas del Culto han ido sembrando,
siglo tras siglo, la raíz de la duda en el corazón, contaminando a la sociedad
y alejándola de la razón, uniéndola bajo los estandartes de la fe, pero a su
vez dividiéndola para que sea más fácil de controlar. ¿Nunca os habéis fijado
que las principales religiones del pasado tienen un núcleo común? ¿Qué
comparten gran parte de su historia? Tras imponerse la luz de la ciencia y
disipar las tinieblas de la edad oscura, el Culto se vio obligado a fusionar
nuevamente las diversas doctrinas bajo una misma y así poder alcanzar sus
objetivos. ¡Por eso se están levantando!
-
Entonces, padre de Taylor… ¡quiero decir, señor Longshallow! Perdona. A ver,
entonces por eso en Cadmillon el culto apoyó a los proletarios en su revolución
y en Manrilem lo hizo en las clases ricas, ¿no? El sector menos favorecido, o,
mejor dicho, el más ambicioso, era más fácil de parasitar – preguntó Benjamín.
- Más
o menos, sí. La política es lo único que nos queda a los ciudadanos para elegir
nuestro destino, ya que los seres humanos estamos obligados a vivir en sociedad
para sobrevivir, pero el Culto la ha corrompido, abrazándose a la desesperación
de las personas, tentándolos con cumplir todos sus deseos si se acercaban a su
fe. Por eso en cada lugar se camuflan bajo un nombre diferente.
- Es
como hacer un pacto con el diablo – dijo Amanda.
- Eso
es exactamente lo que es – afirmó Maelstrom. – Yo he estado ahí dentro y sé lo
que hacen. Se aprovechan de ti para lavarte el cerebro e introducir en él su
locura. Cuando te quieres dar cuenta, eres uno más, y eso es únicamente al
principio. A algunos desafortunados les hacen lo que a mí.
-
Bueno, pero tu escapaste – le dijo Sreader. – Te diste cuenta de lo que había y
ahora estás de nuestro lado, ¿no?
- Sí,
y si me lo permitís, os pido que dejéis de dudar de mí. Ya he demostrado mi
lealtad en múltiples ocasiones.
- Tu lealtad
ha sido probada más allá de toda duda, querido amigo – le dijo Mila con tono
conciliador. – Ahora, señor Longshallow, si puede prosiga con su relato.
El
padre de Taylor asintió. Apenas reparó en su viejo amigo. Su relación de
amistad no había terminado muy bien, y confiaba con hablar lo que tuvieran que
hablar en el futuro.
-
“Historia Antigua de Badgdylon” es el más antiguo de los dos manuscritos y cuenta
una historia sobre una ciudad del mismo nombre, Badgdylon. En ella, el ser
humano, ambicioso, intentó construir una torre lo suficientemente alta como
para llegar al cielo y encontrarse con dios, pero este, furibundo, destruyó la
torre y castigó al hombre por su arrogancia, dividiendo la lengua común en
multitud de ellas y haciendo imposible la comunicación entre hermanos.
- Pero
eso ya lo sabíamos – dijo uno de los hombres que habían ido en su rescate. – No
aporta nada nuevo.
- No
tan rápido. El relato va más allá de la leyenda, y habla de Badgdylon como si
fuera una ubicación real y no ficticia. Un lugar que, adelanto, os sorprenderá.
Entra en detalles sobre la destrucción de la torre, y por lo que cuenta, más
que un castigo divino parece que lo que se empleó fue tecnología súper avanzada.
Lo que tuvo lugar en Badgdylon fue una batalla, y lo que pasó al ser humano y a
la lengua no fue más que la exposición a complejas ondas cerebrales que
provocaron el desequilibrio resultante en los miles de lenguas diferentes que
existen.
-
Entonces, ¿quieres decir que se equivocan? ¿Qué se fe fanática tiene una
explicación racional? Pero bueno, aunque existiera esa ciudad, ¿qué tiene que
ver eso con su credo? – preguntó Melstrom.
- Ni
se equivocan ni tienen razón, es mucho más complejo que todo eso. Badgdylon es
Cadmillon.
Nuevamente,
los presentes exclamaron. Aquello parecía más un relato de ciencia ficción que
de historia.
-
¿Nunca os habéis preguntado el por qué justo en nuestra ciudad conviven gentes
tan diversas, cuyas familias se remontan a todos los puntos del globo? Aquí
tenemos a un Longshallow, un Lorenz, y un Salcedo. Es imposible que todos esos
apellidos tengan una raíz común. Cadmillon actúa como ciudad estado porque
tiene una misión, se fundó sobre las ruinas de Badgdylon por un motivo muy
concreto y eso mismo la convierte en el último bastión, el objetivo final del
Culto.
- Concreta
un poco más, amigo mío. Entiendo que estés eufórico, pero entiende que no todos
sabemos de historia igual que tú – le dijo Mila.
- Para
que lo entendáis tenemos que hablar del segundo libro, “Credo de los Antiguos
Caminantes”. De ese manuscrito han nacido todas las demás religiones, es el
punto de partida de la Metafísica. El libro habla sobre un conjunto de dioses
estelares que colonizaron nuestro planeta, propagando el fenómeno conocido como
vida sobre su superficie. Una vez completaron su propósito, decidieron irse, pero
a uno de ellos lo enterraron en las entrañas de la tierra para que no pudiera
regresar a su planeta. Los antiguos lo llamaron Apguul, que significa “semilla
de la discordia”.
Longshallow
había mencionado a la criatura utilizando un tono realmente oscuro.
- ¿Y
por qué no lo querían consigo? – preguntó Benjamín.
-
Según los textos, Apguul era un ser nacido del odio que ansiaba reinar sobre
los Nakamatis y esclavizar a toda forma de vida. Para lograr su propósito,
sembró en el interior de algunos seres vivos parte de su ADN para que lo
ayudaran a llevar a cabo su rebelión, pero su hermana, Anfiédis, lo descubrió. La
torre de Badgdylon fue destruida en una gran batalla entre los partidarios
mortales de Apguul y las tropas de los Nakamatis, y él fue enterrado bajo la
ciudad, diseminándose por el mundo lo que quedaba de su prole, esa que ahora
llamamos Criaturas de la Bruma. Apguul era capaz de controlar mentalmente a los
hombres, por eso las ondas utilizadas para borrar todo rastro de su control
fueron tan poderosas que el simple cerebro humano primitivo no fue capaz de
soportarlas. El resultado, ya lo he adelantado, son los miles de lenguas
conocidas.
-
Vamos a ver, vamos a ver… ¿me estás diciendo que el dios al que rezaban los
antiguos, y ahora los chalados esos, no es más que un jodido extraterrestre? –
preguntó Benjamín, alucinando.
Longshallow
asintió.
-
Entonces, si el Culto está siguiendo la Vía de la Iluminación y el objetivo
final es Cadmillon, ¿qué es realmente el Paraíso Eterno? – preguntó Maelstrom,
confuso.
- El
fin de todas las cosas. El objetivo último de la torre de Badgdylon era
conectar con los Nakamatis afines a Apguul para que destruyeran al resto de su
sociedad y sometieran a todos los seres humanos, convirtiéndonos en sus
esclavos. La torre en sí era una gran baliza interestelar. El Culto ansía
encontrar Badgdylon para poder liberar a su dios y reconstruir esa baliza que
atraiga a los partidarios de Apguul, que seguramente nos devoren a la mayoría y
usen al resto para extraer todos los recursos del planeta. El Paraíso Eterno no
es más que una patraña para que esos locos se entreguen voluntariamente a la
muerte.
- Pero
si se han revelado y han comenzado a atacar ciudades, entonces es que saben de
la ubicación exacta de la ciudad – dijo Mila.
- Así
es. A lo largo de los siglos, las Criaturas de la Bruma han compartido su
sangre con los seres humanos, formando una legión de seguidores afines a ellos.
Las primeras generaciones apenas mutan levemente, convirtiéndose en híbridos,
pero las últimas son humanos completamente funcionales que únicamente revelan
su lado oscuro en presencia de la Bruma. Luego, el ciclo vuelve a empezar, al
menos hasta que muera Apguul. Toda su prole está conectada sinápticamente con
él, así que, si perece, los mataremos a todos.
- Esto
parece un cuento de vampiros – bromeó Giandro.
- En
todas las leyendas siempre hay una pequeña parte de realidad, incluso en esa –
respondió el historiador.
-
Entonces, la chica enferma de la que me hablaste, Magdalena – comenzó a decir
Hollyfrey. - ¿Ella también morirá si muere Apguul?
-
Depende de lo fuerte que sea y de lo contaminada que esté por Apguul, pero lo
más probable es que sí.
- ¿Y
no hay forma de salvarla? ¡Es amiga de Taylor y mía! – exclamó Benjamín.
- No
que yo sepa, pero si no conseguimos erradicar a Apguul, toda la raza humana
perecerá. Puede que no sea ahora si ellos fracasan en sus insurrecciones, pero
al igual que lo intentaron durante las Guerras Mundiales, volverán a hacerlo en
unos siglos.
- ¿Le
suena de algo el nombre de Lera Pyotrolai, señor Longshallow? Ella nos ordenó
hacerle llegar los libros – interrumpió Sreader.
- Es
una loca rica que traicionó a los suyos por culpa de su ambición desmedida, aceptando
hacer tratos con el Culto para insertarlos en las esferas más altas de
Cadmillon – respondió.
- Pues
esa loca ha construido una titánica torre llamada la Torre Lemon – afirmó Mila.
-
Entonces debemos de destruir esa torre sea como sea. Sin lugar a duda, esa es
la baliza que necesita el culto para atraer a los Nakamatis. Si logran lanzar
una señal lo suficientemente duradera como para que esos seres lleguen a la
tierra, será el fin de la vida tal y como la conocemos – dijo Garret con un
tono de preocupación absoluta.
-
¡Está bien! ¡Todo el mundo a trabajar! Aprovecharemos la oscuridad de la noche
para acercarnos y destruir la Torre Lemon, así que manos a la obra a preparar
explosivos, y tú, Sreader, organiza la misión. ¡No hay tiempo que perder! –
gritó Mila.
Cuando
todos comenzaron a moverse, hizo un gesto al historiador para que se detuviera.
-
Usted no, Longshallow. Llevas mucho tiempo fuera y estarás agotado, nos serás
más útil si descansas. Además, querrás ponerte al día con tu mujer, ¿no?
El
varón asintió. Ya no era tan joven como habría querido ser. Su mujer lo
acompañó a la casa donde la había encontrado, que era poco más que una chabola
donada por los ciudadanos al Movimiento Panonírico. Cuando entraron, ambos se
sentaron en un sofá.
- Hice
lo que tenía que hacer por ti y por el pequeño Taylor – comenzó a decir antes
de que ella pudiera articular palabra.
- Han
sido años muy duros, Garret. He tenido que sacarlo adelante yo sola mientras a
mis espaldas murmuraban cosas horribles sobre la desaparición de mi marido, y
yo me preguntaba si tenían razón.
- ¿Pero
entiendes que no pudiera deciros nada? ¿Comprendes ahora la gravedad de la
situación?
- Lo
entiendo, pero yo era muy joven, tenía una vida hecha, un niño risueño, un
marido al que amaba, y, de repente, comienza a sucederse la Bruma y mi hombre
desaparece, dejándome en la pobreza con una boca a la que alimentar. Tuve que
hacer casi de todo para que pudiéramos sobrevivir, y no era capaz de comprender
nada.
- Pero
esto no depende de ti o de mí, sino de la humanidad.
- ¿De
la humanidad o de tu carrera? ¿Del ansia que tenías por tener razón y por
demostrar a todos esos idiotas que se equivocaban?
- Al
principio sí que podía tratarse de ello, pero poco después comprendí que todo
el asunto me trascendía y de que corríamos un grave peligro. Cuando conocí a un
tal Cyrus Tesat me di cuenta de todo. Él era el padre biológico de Magdalena.
-
¿Entonces…? – Alyn se sorprendió al escuchar a su marido.
- Ella
vivía con su tío. A Cyrus lo mataron los del Culto, él era un desertor que
había dado su vida por su hija para que pudiera vivir en un mundo libre de la
maldición que corría por sus venas. Él robó los dos libros.
- ¿Y
no sabía que su hija moriría si moría ese tal Apguul?
- Tal
vez sabía algo que nosotros no. Lo que te quiero pedir, Alyn, es que me
perdones, aunque estás en tu derecho de no hacerlo.
- Pero
Garret, por tu culpa hemos perdido los mejores años de nuestra vida. Yo te sigo
queriendo muchísimo, nunca he pensado en otro, pero no sé si podremos
arreglarlo.
-
Arreglemos primero el mundo y recuperemos esos años construyendo los cimientos
de uno nuevo. Si no quieres, lo entenderé, pero yo estaré siempre aquí
esperándote si decides volver a ser la señora Longshallow.
Alyn
permaneció inmóvil, dubitativa. En el fondo sabía que no podía culpar a su
marido por lo que había hecho, conocedora de que, si no hubiera actuado, todos estarían
condenados; si es que no lo estaban ya.
- Está
bien, acepto. ¡Seguro que ningún dios se enfada por ello! – bromeó.
Ambos
se abrazaron, y con cierta curiosidad, se volvieron a besar, despertando en
ellos emociones que llevaban largo tiempo enterradas, oxidadas por la
periodicidad del día a día.
Con el
devenir de las horas, las manecillas del reloj anunciaron la llegada de la
noche mientras el revuelo inundaba Nirit al compás de los improvisados equipos
de demolición que se preparaban para derribar la Torre Lemon. Tras un fuerte
temblor que hizo saltar todas las alarmas, un relámpago de tono verdoso se
proyectó contra el cielo, atravesándolo en dirección al espacio infinito.
Longshallow se asomó a la ventana.
- No
puede ser… - lamentó.
Todos
los televisores de la aldea se encendieron al unísono. En ellos, se proyectó la
figura de un hombre que portaba la heráldica del Culto.
- El
séptimo sello ha sido abierto – comenzó a decir. – Todos los pecadores habéis
tenido tiempo para arrepentiros, pero ya es tarde, pues el señor,
misericordioso, alejará de sí a los impíos y a los indignos. Su llegada ha sido
orquestada, la tierra germinada para que brote de ella la semilla de su eterno
amor. El Rey de reyes y Señor de señores ha regresado para liderar a su
ejército de ángeles y librarnos del mal. ¡Muchos perecerán pero renacerán en su
gloria, una vez atraviesen las puertas del Paraíso Eterno!
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