Magdalena - Créditos Capítulo VII
¡Bienvenidos una semana más a los créditos de un nuevo capítulo de Magdalena!
Menudo cambio con el capítulo VII, ¿no?
Vamos a poner el índice y al lío.
LISTADO DE CAPITULOS
Prólogo y Capítulo I - Reencuentro
Capítulo IV - La prisión del tiempo
Capítulo VII - Al llegar el alba
CRÉDITOS DEL CAPÍTULO
Créditos del Prólogo y Capítulo I
CRÉDITOS DEL CAPÍTULO VII
Creo que no hay mucho que comentar hoy sobre el capítulo, ya que lo más importante es el vistazo que demos al siguiente.
En esta ocasión, tras un frenético sexto capítulo en que Taylor y compañía se enfrentan a grandes peligros en un ambiente terrorífico, revelándose así una de las grandes incógnitas de la novela desde el prólogo, nos encontramos con un capítulo de cierre mucho más tranquilo.
Se nos introduce en escena a los amigos de Benjamín, pero sin revelar su trascendencia futura. También podemos ver como Fabio Salcedo era la misteriosa figura que perseguía a Taylor.
¿De Magdalena? Ni rastro, pero en su búsqueda van nuestros personajes (al menos los que no se exilian a Manrilem).
"SNEAK PEEK" DEL CAPÍTULO VIII
Hacía frío y estaba
desnuda. El viento rozaba su piel mientras ella se acurrucaba fuerte en una
esquina, apretando sus manos contra sus piernas, muerta de terror.
Las primeras luces del
alba hacían brillar sus ojos verdosos, vidriosos del color del agua del mar.
Cuando corría el aire, las hierbas la hacían cosquillitas en el costado y en
las plantas de los pies.
Por alguna extraña
razón no tenía hambre, pero la ardía el estómago. Los recuerdos del día
anterior se difuminaban en el horizonte de sucesos de su memoria, y lo que se
aparecía ante sus ojos como una realidad onírica amenazaba con convertirse en
verdad.
No sabía a dónde podía
ir ni qué hacer ahora. Lo último que tenía claro es que estaba con Clark y
Taylor cuando apareció la Bruma, y al igual que cuando la atacó el vagabundo,
perdió el control. Después de eso sólo había imágenes de sangre y fuego, y
antes, la visión de ese tal Doble-W y el científico experimentando con ella.
Se llevó una mano a la
cabeza y lo único que notó fueron las raíces de su pelo intentando nacer,
buscando suplantar los rizos perdidos. Ya ni trenza, ni gorro, ni nada sería
capaz de buscar camuflarla entre la población.
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